viernes, 20 de enero de 2012

COFRADÍA DE LA SOLEDAD Y EL SANTO ENTIERRO DE CÁCERES

Ilustre y Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro.




Los orígenes la cofradía de la Soledad se pierden en los albores del siglo XVI, pudiendo ser considerada por tanto como una de las más antiguas de la ciudad y de las pocas que ha mantenido una actividad ininterrumpida desde entonces.

 Posiblemente ya en aquellos primeros años existía la piadosa costumbre de subir hasta el lugar donde se encuentra la ermita del Calvario para escuchar sendos sermones el Domingo de Pasión y el Viernes Santo.


No obstante, la documentación histórica con la que contamos no nos permite precisar nada más acerca de la historia de la cofradía sino es con posterioridad al 28 de noviembre de 1582, fecha en que el obispo de la diócesis, don Pedro García de Galarza, se erige en fundador y patrono de la Santa Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad del Monte Calvario, a la que además une los bienes y los fieles de otras tantas cofradías que por entonces se encontraban en un estado de evidente ruina, como fueron las de San Antón, Santa Marina, Santa María la Vieja... y, por su importancia, la de Santa María de los Caballeros, cofradía que había sido fundada en 1470 y cuya sede no era otra que la iglesia de su mismo nombre, es decir, la que hoy conocemos como ermita de la Soledad.

En las mismas ordenanzas se establecía cómo se habían de celebrar las tres procesiones con las que contaba la cofradía durante la Cuaresma y la Semana Santa.


 La primera tenía lugar el Domingo de Pasión, también conocido como Domingo de Lázaro, es decir, una semana antes del Domingo de Ramos.
 Los cofrades salían a las doce de la mañana de la ermita llevando en andas la imagen Nra. Sra. de la Soledad, y se llegaba hasta la otra ermita con que contaba la cofradía, la del Calvario, en el camino que va a la Montaña, donde se predicaba un sermón por un fraile del monasterio de San Francisco.

 Después de celebraba una concurrida romería en el transcurso de la cual se consumían las conocidas tortas del Calvario, unos ricos bollos de pan amasado con huevo, aceite, anís y azúcar.

El Viernes Santo, también después de mediodía, se formaba en Santa María otra procesión que subía hasta el Calvario, donde de nuevo se predicaba un sermón por el mismo padre franciscano.
 Concluido éste, se traía la imagen de la Soledad cubierta de luto hasta la iglesia de Santa María.

Aunque no constase en las ordenanzas originales, desde muy pronto también tuvo que desarrollarse durante este Viernes de Pasión la llamada ceremonia del Descendimiento.

 Previamente, por la mañana, se subía la imagen articulada de Cristo hasta el Calvario, donde era clavada en una cruz junto a unos monigotes que representaban a los dos ladrones, en el escarpado picacho que circunda la ermita.
 Al compás que el fraile predicaba el conocido como Sermón de las Siete Palabras, la imagen del Crucificado era desclavado por otros dos sacerdotes que lo introducían en una urna dispuesta sobre la gran mesa de piedra que todavía hoy se conserva frente a la ermita.
 De este modo, acompañado por la Virgen vestida de luto, ambas imágenes bajaban hasta el casco urbano.
Nuestra Señora permanecía en Santa María hasta la mañana del Domingo de Resurrección, cuando, tras la predicación de un fraile, esta vez de la orden dominica, se trasladaba la imagen procesionalmente hasta su ermita.

 Desde 1609 la imagen de la Virgen iba a acompañada de otra de Jesús Resucitado, una obra excepcional del escultor Tomás de la Huerta (el mismo autor de otra efigie tan querida por los cacereños como la del Nazareno). Desgraciadamente, en 1930 la cofradía se deshizo de ella para sustituirla por el Cristo de escayola que hoy día procesiona.

Aparte de éstas, hubo un momento en que se celebraba incluso una cuarta y muy curiosa procesión. Ésta tenía lugar el Viernes Santo por la noche y en ella sólo participaban mujeres, sacándose de nuevo y en absoluto silencio la imagen de la Virgen en procesión por las calles del casco antiguo. Sin embargo, en 1730 un edicto del obispo acabó por prohibir ésta y otras procesiones similares «por los muchos desmanes que se solían cometer». Tan piadosa tradición no se volvió a retomar al menos hasta 1863, y continuó celebrándose hasta que de nuevo se interrumpió en los años previos a la guerra civil.

A finales XVIII surgen los primeros litigios con la Administración, cada vez más dispuesta a gravar los bienes de las cofradías y otras instituciones religiosas de carácter piadoso y asistencial.

En 1867 se creó un grupo de dieciocho alabarderos vestidos a la romana. La función de estos «soldados» era la de montar guardia en la ermita desde el Jueves Santo hasta el Viernes por la noche, y durante todo el día no podían alejarse más de diez pasos de allí, de manera que para comer y descansar disponían de turnos y de una habitación en la propia ermita, dentro de la especie de cripta que todavía hoy se conserva.

 Durante la procesión del Santo Entierro todos ellos escoltaban a la imagen del Cristo Yacente por las calles de la ciudad. Poco a poco, la fama de estos alabarderos fue decayendo, ya que en no pocas ocasiones dieron lugar al escándalo por sus mofas y peleas durante el transcurso de la procesión.

De acuerdo con las nuevas disposiciones del Derecho Canónico, la Cofradía de la Soledad tuvo que reformar de nuevo sus ordenanzas 1878. Según estos nuevos estatutos, la directiva quedaría formada por el párroco de San Mateo, el abad del cabildo eclesiástico, tres diputados, de los que el primero sería mayordomo, tres supernumerarios que ejerciesen en ausencia o enfermedad de los anteriores, un secretario, cuatro oficiales del estado general, un portero y un muñidor.


SEDE CANÓNICA ERMITA DE LA SOLEDAD



IMÁGENES TITULARES:

CRISTO YACENTE


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SANTÍSIMA VIRGEN DE LA SOLEDAD

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CRISTO RESUCITADO

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Desde 1930 también procesiona una imagen del Señor Resucitado de escayola, que vino a sustituir, desafortunadamente, a la que en 1609 tallara Tomás de la Huerta.

NUESTRA SEÑORA DE LA ALEGRIA
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Hábito

El Viernes Santo
Túnica negra, capirote negro con fajín en la cintura negro


Resultado de imagen de la cofradia de la soledad de caceres

El Domingo de Resurrección
Túnica Blanca con fajín en la cintura blanco


Estación de penitencia

Viernes Santo
Domingo de Resurrección


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