jueves, 2 de mayo de 2013

PROCESIÓN DE NUESTTRO PADRE JESÚS NAZARENO DE SALAMANCA

La Ilustre y Venerable Congregación de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Entierro volvió a desfilar un año más por las céntricas e históricas calles salmantinas

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Con siete minutos de retraso sobre la hora prevista de salida, la Cruz guía de la Ilustre Congregación ponía en marcha el cortejo procesional desde la Iglesia de San Julián y Santa Basilisa.

 Un año diferente, un desfile distinto.


primera vez en la etapa moderna de la Semana Sana de Salamanca la Congregación desfilaría en solitario por las calles de la ciudad, sin integrarse en la extinta procesión general del Santo Entierro.

Cruces nazarenas y penitentes precedían a la salida de los pasos de la Congregación. Diez minutos antes de las ocho de la tarde, los dos pasos de la congregación ya se encontraban en la calle. Tras la salida por la estrecha calle del grupo escultórico “Nuestro Padre Jesús Nazareno en la Calle de la Amargura” lo hacía también, y sin solución de continuidad, el grupo escultórico de “El Santo Entierro” Siguieron ambos pasos juntos en “su barrio” por los aledaños del Mercado Central, y tras enfilar la Plaza de Poeta Iglesias, Corrillo y Juan del Rey el cortejo se dispuso a recorrer las céntricas e históricas calles de la ciudad: Prior, la Calle de la Compañía, Plaza de San Isidro, calle de los Libreros, Calderón de la Barca, Pla y Deniel, Plaza de Anaya, y Rúa Mayor fueron testigos, tantas veces centenarias, del solemne discurrir de los congregantes que acompañaban a sus queridas imágenes. Alrededor de las diez y media, y cuando el desfile llegaba a su parte final, con la entrada en la Plaza Mayor de Jesús Nazareno, unas ligeras gotas de agua en una tarde desapacible hicieron saltar las alarmas en la Congregación, pensando que el día podría truncarse en algún disgusto. Todo fue una falsa alarma. Cuatro gotas cayeron que fueron rápidamente evaporadas con el calor que mostraron sus congregantes cuando con la entrada del Santo Entierro toda la Congregación se mostraba junta y hermanada en su desfilar por la Plaza Mayor. De ahí a casa ya solo quedaba un pequeño discurrir nuevamente por su parroquia, para que a las once y media de la noche se diera por concluida, un año más, la salida penitencial de la Congregación.

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