miércoles, 27 de mayo de 2015

MARÍA SANTÍSIMA DE LAS PENAS DE TRIANA

TITULAR DE



Pontificia, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Penas, María Santísima de la Estrella, Triunfo del Santo Lignum Crucis, San Francisco de Paula y Santas Justa y Rufina


La Virgen de la Estrella, Imagen Dolorosa de candelero de tamaño natural no documentada, por su unánime valía artística, ha sido atribuida tradicionalmente al escultor Juan Martínez Montañés. Bermejo, el gran historiador de las cofradías hispalenses, recogía ya en el siglo XIX esta adscripción y agregaba que es “de las más hermosas de esta ciudad y en lo antiguo tuvo tanta fama y celebridad, que hubo empeño en poseerla, asegurándose como tradición que una noche trataron de robarla”.

Sin embargo, después del completo estudio histórico y la restauración que llevó a cabo el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) en el año 2009, se concluye con la atribución de la imagen a la escultora Luisa Roldán, "La roldana", hija de Pedro Roldán y esposa de Luis Antonio de los Arcos.

 Se la considera como una de las obras cumbre del barroco, destacando sus manos de gran perfección artística, y es considerada como una de las imágenes dolorosas de la Virgen María más bellas.


No cabe duda de que es ésta una de las imágenes dolorosas de la Virgen más admiradas de Sevilla, por su innegable calidad artística.

 Destaca su belleza, contemplada tanto de frente como de perfil, y sus manos quizás sean las más “elocuentes” de todas las vírgenes sevillanas.

 Queriendo hacer una breve descripción de la Imagen, podemos decir que mide 1,68 m de altura y presenta el rostro levemente inclinado hacia la derecha.


 Sus ojos son de cristal, bajo pestañas postizas, con la vista hacia abajo. Por sus mejillas resbalan seis lágrimas, tres por cada una. Su boca entreabierta, en estética congoja, permite ver la talla de los dientes.

 Su cabellera es tallada. Las manos, exquisitas, son de gran expresión, que completan tan magna talla. La derecha, con los dedos levemente curvados, porta en el paso de palio el Santo Lignum Crucis en un relicario y la izquierda, se presenta semiextendida. La materia prima es la madera de ciprés; madera ésta de rico olor que, a semejanza con el cedro, es de dureza media y resistente al ataque de xilófagos.

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La efigie ofrece, dentro de su serenísima tristeza –que acrecienta su belleza- un llanto que sobrecoge, con el aliento entrecortado, en suprema congoja por el intenso dolor que le produce el momento que representa.

 Esto nos dijo de esta bella talla el poeta y jesuita mejicano padre Ramón Cué: “La Virgen de la Estrella representa el momento más pasional, fuerte y necesario del sufrimiento. No llegó el desahogo. El dolor quema, tortura y hasta contrae las facciones de la más bella de las mujeres. Tiene afilada la nariz, levemente convulsos los labios y levantados los extremos interiores de su cejas; señales claras de la cruel lucha. Se llama Estrella, pero oscurecida por el dolor. La Estrella es la que más sufre”.

 Por lo que podemos concluir que nos encontramos ante la mejor representación que la iconografía barroca andaluza y sevillana en particular ha aportado del dolor de la Madre de Jesús.

 Procesiona en un paso de palio.




  Lleva corona de oro. En 1999 el paso estrenó los faldones con los que todavía sigue procesionando. El Palio es de terciopelo azul con bordados en oro. El manto bordado en oro

Recibe culto en la Capilla de la Esttrella


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